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En cuanto a mí, es de poca importancia que yo sea juzgado por ustedes o por cualquier tribunal[a] humano. De hecho, ni aun yo me juzgo a mí mismo. Porque no estoy consciente(A) de nada en contra mía. Pero no por eso estoy sin culpa(B), pues el que me juzga es el Señor. Por tanto, no juzguen(C) antes de tiempo[b], sino esperen hasta que el Señor venga(D), el cual sacará a la luz las cosas ocultas en las tinieblas y también pondrá de manifiesto los designios de los corazones(E). Entonces cada uno recibirá de parte de Dios(F) la alabanza que le corresponda.

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Footnotes

  1. 1 Corintios 4:3 Lit. día.
  2. 1 Corintios 4:5 Lit. no sigan juzgando nada.